Métete al fango

Eso que pensaba que era lo peor que me pudiese estar pasando, se ha convertido en lo mejor que me ha sucedido, eso que sentía como enfermedad, eso que quería arrancarme de mi y cambiarlo a la fuerza, eso que molestaba, que no encajaba, que no era entendido, y además muy juzgado, eso que era totalmente incomprendido en mi, eso que me llevaba a estar oculto tras una máscara para no mostrarlo, eso que parecía un monstruo y una locura, eso que pensaba que dañaría o que daña a los demás, eso que lastimaba con una culpa desgarradora.. Eso, es lo que me liberó, eso es lo que rompió las estructuras que me gobernaban, eso es lo que como un rayo me transformó, y me desplazó hacia una realidad libre de tanto juicio, tuve que perderme allí en el misterio de eso tan desconocido pero que era real, muy real. Me escuché, me deshice de las voces exteriores, voces morales, religiosas y científicas, me deshice totalmente de la solución, no la busqué, me perdí allí y sin saber, con una incertidumbre que al principio ahogaba, la ansiedad golpeaba, pero me detuve allí lo dejé ser, lo dejé estar y permití que eso emergiera lentamente tal cual es sin necesidad de estruendos, fue siendo, me fui dejando ser y eso tan real, ya lejos de la ilusión de las construcciones sociales, religiosas y morales, me fue llevando hacia una libertad indescriptible, unas experiencias coincidentes al fin con mi ser, abstracto y concreto al fin dándose la mano. No hay luchas, no hay guerras, hay coherencia entre ser y no ser al mismo tiempo.
Hoy muchas personas luchan, quieren cambiar, quieren sacarse de encima sus locuras y sus pecados, pero no se trata de eso, detente y escucha, detente y deshazte de la solución, asume tu realidad, ella es, siempre es, y es a pesar del constructo social, moral, religioso. No hay peligro. Métete al fango, juega sin miedo a ensuciarte, no es un delito, no es un pecado, es libertad exquisita, indescriptible belleza e inocencia, es ingenuidad, IN (dentro) de la genuidad, es genuino, es legítimo, es coincidencia perfecta, es Plenitud...

Cristian Vera Godoy