Asumir los ERRORES conscientemente o vivir los ERRORES inconscientemente.

Es una doble via de la experiencia. No es lo mismo vivir los ERRORES sin tener conciencia de la lógica con las que se crean, que comenzar a ver la lógica con la cual se desarrollan. Cada ERROR es una oportunidad, para ser consciente de todo ese abstracto, desde donde nace, para aumentar mi visión sobre eso que está oculto provocando en la experiencia el conflicto. Cuando más conciencia tengo de ello, más comprendo lo que ocurre en mi vida concreta, iluminando la experiencia, y vivo de manera consciente. Cuando menos sea mi visión del abstracto, que está creando mi experiencia, menos la comprendo, y esa incomprensión de lo que vivo entra en corto circuito con mis ideas y mi mente, desatando una química. Química que tampoco comprendo porque no veo la lógica que lo desató. Entonces entro en el círculo vicioso de una cascada de experiencias, que las vivo inconscientemente, como dentro de un sueño, el cual creo que es real.
Al tener la lógica del desarrollo de esos conflictoS, tengo mayor amplitud en mi visión de ese abstracto, lo que me da oxígeno, tengo mayor visión de la experiencia que estoy viviendo, y estoy oxigenando las ideas y la química, que antes se atoraba porque no tenía punto de salida, estaba limitado a vivir la experiencia, desde las ideas ya instaladas en el cerebro, y que además en ese receptor son interferidas por las ideas que fabricó el contexto donde nacimos y en el que vivimos. Por esto, observar el error desde la neutralidad, observar desde el vacío, es dejar de lado las interferencias de cómo debería ser algo. Observarlo tal cual es, es como abrir las ventanas para que entre aire nuevo, y pueda observar algo, que con la ventana cerrada no veía bien, porque estaba limitado a entenderla de una sola forma. Al abrir un espacio que sea vacío, por donde me permito observar desde nada, sin juicios, lo que veo se resignifica y lo que veía dis-torsionado, se TORSIONA, la percepción se corrige, dándome la comprensión de todo. TODO, solo se comprende desde NADA.

Cristian Vera Godoy