¿Por qué no puedo resolver esto de una vez?


"Te diré algo: La felicidad se experimenta como peligrosa, porque nos convierte en solitarios. Lo mismo se aplica a la solución: Se experimenta como peligrosa porque nos convierte en solitarios. Con los problemas y la desdicha, sin embargo nos sentimos acompañados. Los problemas y la desdicha van acompañados de una sensación de inocencia y felicidad. La solución y la felicidad, sin embargo van unida a una sensación de traición y culpa. Por eso, la solución es únicamente posible cuando la persona afronta esta culpa. Si bien no se trata de una culpa razonable, se experimenta como tal. Por este motivo el paso del problema a la solución es tan difícil." Bert Hellinger

Mientras pensaba en lo que deseo transmitir a través de este post, me encontré con Hellinger y lo que dejé como frase de comienzo,y también con Arthur Shopenhauer, éste afirma sobre el deseo, que es un círculo vicioso, en el cual el ser humano está inmerso constantemente. Lo representa de la siguiente manera: deseo - satisfacción momentánea- tedio- deseo. 

"Trabajo, preocupaciones, fatigas y problemas son ciertamente el impuesto que casi todos pagamos a lo largo de nuestra vida. Pero si todos los deseos fueran satisfechos tan pronto se presentan, ¿en qué se ocuparía la gente?, ¿a qué dedicaría el tiempo? Imaginemos que la raza humana se trasladara a Utopía donde todo crece espontáneamente, donde todo el mundo encuentra a su media naranja y puede conservarla; la gente se moriría de aburrimiento o se ahorcaría; o bien pelearían, se estrangularían y matarían unos a otros, causándose más sufrimiento del que ahora la naturaleza les impone".  (Yalom, 2005. La cura Schopenhauer. p. 258)

Todo esto me resuena muchísimo, las personas si solucionamos un problema, o logramos lo que deseamos, luego de esa satisfacción momentánea, encontramos algún otro problema y emerge de nosotros un nuevo deseo. Parece ser que el deseo y la necesidad de estar en problemas es una constante, la necesidad de sentirse carente para ir en busca de algo que nos llene. 

Otros filósofos hablan del deseo como pulsión de la vida. Desear, que lo mismo se puede decir de resolver un problema, o buscar una solución nos hace movernos, nos pone en movimiento, de la insatisfacción o del problema, emerge un camino que emprendemos hacia lo solución, ese camino se presenta como tiempo de vida, significa vida. Por lo tanto cumplir un deseo es finalizar el movimiento. Solucionar un problema es llegar a un punto final. ¿Y entonces qué?, es la pregunta que nos hacemos y surge el tedio, y del tedio necesitamos generar un camino, plantear un nuevo problema, experimentar un nuevo deseo, pareciera ser que eso nos vuelve a dar un poco más de vida, el tiempo de que nos separa del problema y la solución, del deseo y del placer. Un círculo vicioso. 

¿Pero entonces, nada tiene sentido?
Al descubrir esto, o mejor dicho al pensar de esta forma, se puede entrar en una sensación de pérdida de sentido de la vida, y mucho aburrimiento, porque ya se sabe como funciona, por lo tanto ,si yo deseo, entraré en el circulo vicioso, y estaré en un constante sentimiento de carencia. 

Yo creo que todo tiene que ver con el equilibrio, las dos partes son importantes, tal vez insatisfacción y satisfacción van de la mano, como problema y solución, tal vez lo más bonito de la vida se disfruta porque hemos recibido la energía y el impulso desde la insatisfacción o sufrimiento, o desde el deseo de lograr algo. Tal vez es la perspectiva que tengamos de esto lo que nos da el equilibrio. Y ¿Qué más da si luego surge otro desafío o surge otro deseo? Después de todo la vida tiene ese movimiento.

De todas formas para mi es importante sumergirse en la vida desde esta perspectiva, que lo que nos suceda nos sirva de impulso, y tal vez en algunos casos no podremos concretar el deseo, o tal vez no logremos la solución, pero la vida es eso que transcurren de una posta a otra, del problema hacia la búsqueda de solución, desde el deseo hacia la concreción. Y esa es la experiencia que debemos valorar y el en el que deberíamos sumergirnos. En el camino aprendemos, durante el camino conocemos personas, durante el camino vivimos. 

Valorar el viaje puede darnos una perspectiva hermosa de la vida. Las películas más lindas que vi, lo libros más interesante y las historias más divertidas tienen siempre un problema o deseo y todo lo más interesante transcurre en el viaje que hace ese personaje de un estado a otro. A veces no todas las historias tienen finales felices, pero el trayecto es lo más interesante, es lo que tiene sentido, sino no existiría. 

Por eso, sin ese trayecto, sin ese problema, sin ese deseo, nuestra película simplemente no existiría, y aquí está la clave de por que algunos nos negamos alcanzar la solución o el logro de algo porque significaría el fin. Y entonces tenemos miedo, entonces nos negamos la concreción de ello, puesto que significaría el fin. Pero, muchas personas sufren por no alcanzar sus deseos, y esto se da porque tal vez su sentido de la vida se basa únicamente en ello, puede que su propósito de vida lo están sintetizando en la solución de algo o el cumplimiento de un deseo, y existe una fijación muy fuerte, pareciera ser que es la única posibilidad para alcanzar la felicidad. ¿Y por qué tenemos esa fijación? Porque tal vez no tengamos un sentido más profundo de la vida, tal vez no tengamos un propósito más trascendente. Puede que todo lo reduzcamos a la solución de ese problema. 

Pues bien, en ese caso te digo, busca un sentido de trascendencia, hay algo más que trasciende ese problema o ese deseo. No es el problema el deseo, o no es el problema la no solución de eso que quieres, es la fijación y es lo que haces con ello, no reduzcas tu vida entera como si solo fuese ese el camino, porque de esa manera la solución se convierte en un final y a la vez no deseas que todo se termine, por lo tanto te niegas la solución. Cuando tienes un propósito trascendente, no ves la solución a ese problema como un final. Y tal vez entonces te permitas resolverlo. Pero bueno, para ese entonces estarás más dedicado a tu propósito trascendente, que poco te importará aquello en lo que tenías puesto tu vida entera. 

Cristian Vera Godoy. 















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