Códigos de Resolución de Problemas

Detrás de cada hecho, situación, sensaciones, molestias, enfermedades, situaciones ajenas a nosotros existen códigos. Yo lo llamo códigos cuánticos, claves, respuestas, impulsores de nuestro crecimiento y evolución personal. También lo podría llamar aprendizajes. 

Hace un tiempo comencé a investigar esto personalmente y he descubierto cosas muy interesantes. Y quiero compartirte uno en particular, que tiene que ver con un problema cotidiano.
 Hace un tiempo atrás recibo una llamada de una  persona muy angustiada pidiéndome un poco de iluminación por algo que le estaba sucediendo. Ella trabaja de cajera en una tienda y siempre ha sido impecable en su trabajo, jamás un error, nunca le ha faltado dinero en la caja. Pero esta vez, hacía una semana que le estaba ocurriendo, todos los días le faltaba dinero, y no lo podía creer, puesto que siempre había salido todo bien. No desconfiaba de sus compañeros de trabajo, no había errores en el sistema, ya lo habían revisado todo, habían hecho las cuentas de modo manual y tampoco les resultaba. Esta persona es muy atenta y era muy difícil pensar que tantos días seguido diera mal un vuelto de dinero o cobrase mal un producto, etc. Todas las formas físicas, normales se descartaban. Ella me decía que ya no sabía qué pensar. Entonces comencé a utilizar mis herramientas que tienen que ver con la física cuántica. Y para esto quiero contarte primero cual es el principio desde el cual me basé para encontrar una solución a este problema y desde el cual trabajo ahora en mi propia vida.

"Creamos nuestra Realidad: Todo lo que nos sucede es un REFLEJO de nosotros mismos, algo que estamos proyectando en el afuera y que nos muestra cuales son nuestros programas desde los cuales estamos viviendo". 

No existe la casualidad en lo que nos sucede, existe la sincronía y sintonía, todo lo que resuena con nosotros se manifiesta, esto suele ser muy difícil de aceptar para muchos, sobre todo cuando les ocurren cosas que las ven como negativas. Y no creen esto, porque supuestamente no lo han pensado como para crearlo.
Pero en realidad, de alguna manera lo hemos creado porque lo que sucede, es que solo somos conscientes, y esto está probado científicamente, de 15 bits de pensamientos por segundo, cuando en realidad tenemos 11 millones de bits por segundo, por lo tanto solo podemos controlar esos 15 bits, pero en el resto se encuentran todas aquellas creaciones que no controlamos. A todos esos pensamientos yo los llamo códigos. Y éstos pueden ser vistos cada vez que algo se manifiesta en nuestra vida. De esta manera podemos descubrir cuales son los programas mentales desde los cuales estamos viviendo. 

Cuando escribo esto me imagino que tal vez algunas personas podrían asustarse con la idea de no tener el control, cuando en realidad no es necesario tener el control, de alguna manera nuestros códigos son perfectos y siempre nos guiarán justo allí donde queremos ir, y justo para lograr aquello que deseamos. Lo que sucede, es que nosotros mismos los torcemos cuando queremos tener el control.  Las manifestaciones que no nos gustan y no nos dan paz nos muestra esos códigos que estamos torciendo de algún modo o quitando o haciendo caso omiso por nuestro ego que cree saber como dirigir nuestra vida utilizando tan solo 15 bits de información. Eso es como querer explicar un libro leyendo tan solo medio párrafo. ¿Qué hacer entonces, ya que no podemos ver toda esa información? En realidad sí la podemos ver, cuando se proyecta en los hechos. Estos códigos aparecen en cada momento de nuestra cotidianidad, está ahí afuera en todo lo que te rodea, tu casa es un reflejo de tus códigos, tus cosas, tus relaciones, tu trabajo, tu ropa, tus emociones, cada contratiempo y en mayor parte los problemas. ¿Y qué son los problemas? Una intensificación de alguna información. Es algo que se nos muestra con mayor intensidad para que seamos más conscientes. Cuanto más conscientes somos, vemos estos códigos en cosas más pequeñas de la vida cotidiana. Cuando menos conscientes somos más ruido tendrá que hacer el problema para que le hagamos caso y entonces reaccionemos. 

En resumen este es el principio, podría llamarlo filosofía, física cuántica o como sea,  pero no es tan importante esto sino el resultado que se obtiene al conocerlo y poder usarlo.

Siguiendo con el ejemplo entonces, como no podríamos encontrar explicaciones desde el plano de lo más normal comencé a pasar al siguiente nivel, e hice preguntas que tienen que ver con lo que puede generar este problema. Pregunté si tenía miedo a que la despidiesen del trabajo, eso puede estar creando esa situación, me dijo que no, si se sentía incapaz de hacer ese trabajo, si le gustaba lo que hacía, si se sentía bien en ese lugar, etc. Y todo estaba bien, no había miedo, ni aparente sentimiento de no hacer bien las cosas, le gusta mucho su trabajo, así que entonces quedaba pasar a otro nivel más. Pregunté entonces qué había hecho justo ese día cuando comenzaron los problemas, me dijo que había llamado a su trabajo anterior, que es del mismo rubro de su trabajo actual, para pedir un producto en préstamo. Entonces indagué por ahí, qué había sucedido que ya no esté en ese trabajo anterior y cómo era el ambiente y cómo se sentía allí,  y ahí apareció el código. Me dijo que en su trabajo anterior era mucha la presión, tenía mucho miedo a cometer errores, la controlaban demasiado como si ella fuera torpe y no hiciese bien las cosas. Muy bien le dije, allí está, tan solo el llamado que hiciste a tu ex trabajo te conectó con todos esos sentimientos que hacían que te sientas torpe y que te controles demasiado para no cometer errores. Sentí que se aliviaba al encontrar la clave de lo que le estaba pasando, y me dijo que se dio cuenta que era así, que sus sentimientos de autoexigencia habían aflorado. Y por esto, el hecho en sí se lo estaba mostrando. Le dije que aflojara la autoexigencia, que aceptara que las personas cometemos errores porque somos humanos. Y me dijo que así lo haría, que su angustia había disminuido. Le di algunos ejercicios de visualización sobre autoestima pues básicamente nuestra autoexigencia se debe a ello, a querer validarnos a través de otros tratando de ser perfectos y de hacer las cosas perfectas.  Pero le dije además que con solo darse cuenta de lo que tenía que aprender con respecto a su autoexigencia y valoración personal y aceptación de que no tenemos que ser perfectos en todo lo que hagamos es suficiente para que las cosas se solucionen. De todos modos le ofrecí mi trabajo a distancia que consiste en trabajar en mí también las creencias por las cuales yo también atraje a esta persona y esta situación a mi vida, incluso ella me estaba reflejando algo a mí mismo pues yo estaba en una situación igual, trabajando mi autoexigencia, ese día tenía el cuello rígido por el mismo motivo, autoexigencia. Por eso les cuento que no existe la casualidad, sino la sincronicidad y sintonía, Dios los cría y ellos se juntan, dice el dicho. Por lo tanto me puse a trabajar en mí inmediatamente con algunas técnicas que son integrales trabajando lo físico con la relajación y meditación, lo emocional con las flores de bach, lo mental con el coaching ontológico, y lo energético con el reiki.

 Luego de dos horas recibo un llamado, y era ella de nuevo riéndose muy alegre y sorprendida, me decía que todo se había solucionado, que se encontró el error y en algo que había revisado mucho pero antes no lo podía ver, y no lo podía ver porque su código, su programa le dictaba que era torpe y que ella cometía errores, entonces la situación se lo reflejaba, cuando comprendió que no era torpe, porque como humanos cometemos errores, entonces ahí fue que pudo ver, pues ya no era necesario que le reflejara su autoexigencia porque ya no se sentía así, ahora reflejaba otra cosa que le permitió ver la solución.

Yo también estaba sorprendido de la rapidez con lo que esto se había solucionado. Y esto tiene que ver con la capacidad de aprendizaje, cuando aprendemos la lección ya está. Ya es hora de pasar a otra cosa. No es necesario seguir pasando por esa situación, en todo caso pasaremos al siguiente nivel de nuestra evolución personal.