Nuestra actitud determina nuestra visión de las cosas

       Una vez leí un cuento que me encantó y te lo quiero compartir. Trata de un abuelo y una abuela que visitaron a sus nietos. En las tardes el abuelo dormía una siesta. Una día, a modo de broma, los muchachos decidieron ponerle queso derretido en el bigote. Al poco tiempo despertó olfateando. ¡Que olor, este cuarto apesta! exclamó, mientras se levantaba y se dirigía a la cocina. No había pasado mucho tiempo cuando decidió que el lugar también olía mal, así que salió de la casa para respirar aire fresco. Para su gran sorpresa, el aire libre tampoco le daba alivio, y proclamó: ¡Todo el mundo apesta!
     ¡Cuan cierto es esto en la vida! Si tenemos una mala actitud el mundo entero olerá mal. Individualmente somos responsables de nuestra visión de la vida. Esa verdad se ha conocido durante siglos. Nuestra actitud y nuestras acciones frente a la realidad ayudan a determinar lo que nos sucede.
La actitud de yo no puedo y yo no sé, tiene unas consecuencias muy diferentes a la actitud ¿Cómo podría...? y ¿Cómo aprendo? Tan solo un pequeño cambio de actitud en nuestra vida podría hacer que realmente respiremos el aire fresco que tanto necesitamos. 


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